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Se cuenta que hubo un niño muy sensible e inteligente, que solía preocuparse y lamentarse por el estado en el que se encontraba el mundo.
Más adelante, durante su juventud, empezó a protestar y a quejarse por las políticas impulsadas por el Gobierno de su país. Frustrado por no conseguir los cambios que deseaba, al llegar a la edad adulta centro sus críticas y juicios en su mujer y sus hijos. Fue sin duda una vidas marcada por la lucha, el conflicto y el sufrimiento.
Sin embargo, al cumplir 80 años y aquejado de una enfermedad terminal, experimentó una revelación que transformo su manera de ver la vida. Tanto es así, que horas antes de fallecer dejo por escrito el epitafio que más tarde se escribirá sobre su tumba:
“Cuando era niño quería cambiar el mundo. Cuando era jorven quería cambiar mi país. Cuando era adulto quería cambiar a mi familia. Y ahora que soy un anciano y que estoy a punto de morir, he comprendido que si hubiera cambiado yo, habría cambiado todo lo demás”.
."Si quieres cambiar el mundo primero cámbiate a ti mismo".
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Mahatma Gandhi
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esa actitud hacia lo propio, como herramienta de nueva producción, es el auténtico motor de cambio, y a menudo va asociada a sensibilidades de calibre artístico, y por tanto me atrevo a sugerir una versión:
ResponderEliminarcambia tu arte para cambiarte a ti mismo.
salu2
¡Cierto y certero!
ResponderEliminarYa lo dice la R.A.E.: "Arte: Manifestación de la actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros."
Somos arte+factos; a cada instante nos redistribuimos entre realidad e imaginación, y así es como cada uno se fabrica su yo y su ellos... supuestamente con des(interés).
Todos los que han cambiado el mundo en la historia de la humanidad, lo han hecho en silenciosa cuarentena de megalomanía, siempre confiando en que lo que suma, jamás puede restar, por más que las restas mayoritarias siempre se llevan por delante las minúsculas sumas de los seres de gran corazón.
ResponderEliminarLos que lo han destruido, todos esos indignos memos que nacen con el único talento y el único sinvivir de destruir el talento y las bellezas ajenos, siempre hablan de humanidad, estados de derecho, bien común y oblonguísimas sinsubstancias similares.
Para cambiar es necesario incambiarse casi siempre y cambiarse a veces (muy pocas).
Y lo demás, es sonreír cuando no haya porqué. Sonreír con porqué es de incomprendedores.
¡¡¡Dadme una sonrisa babilónica y moveré el mundo!!!
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