Él conduce y ella le orienta y le indica que gire a la izquierda en la siguiente calle. Él argumenta muy seguro que hay que girar a la derecha.
Cuando llegaron al restaurante se disculparon con sus amigos por el retraso y la noche transcurrió grata y amena.
Cuando habían emprendido el camino de regreso a casa, él comenta:
-Tú estabas segura de que tomaba el camino equivocado, ¿por qué no insististe para que fuera por el correcto?
Ella responde:
- Porque íbamos retrasados, el tráfico estaba muy congestionado y estábamos a punto de tener una gran discusión; de haber insistido se habría estropeado la noche y entre Tener Razón o Ser Feliz, prefiero Ser Feliz.
Gastamos mucha energía
sólo para demostrar
que tenemos razón,
independientemente de tenerla o no.
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