sábado, 10 de enero de 2009
CIERRA LOS OJOS. TODO LO QUE VES ES MÍO.
Paul cerró los ojos y pensó: “Todo lo que veo ahora, es mío”. Acarició la palanca de mandos de su aeronave y pidió otro deseo: “Leer la mente de Susan”.
Susan sopló la vela número 2 de su segundo aniversario como Androide incapacitada para sugerir planes alternativos a una vida excitante. Se sentó encima de parte de la tarta de aniversario y empezó a pensar en Paul. Sabía que él también estaba pensando ahora mismo en ella.
Se conectaron en medio de un vuelo interespacial hacia la nada más absoluta y sintieron ese frío antinatural que trasmite la Nada. “Nada es todo lo que te puedo dar”, le dijo Susan a Paul. “No me sirve ese Nada, Susan. Necesito el Todo que veo cuando cierro mis ojos”, soltó Paul junto a una lágrima metálica.
Susan cerró los ojos y todo lo que vio se convirtió en la más pura y extraña realidad que nunca había sentido.
Paul no volvió a abrir los ojos nunca más. Apretó suavemente la palanca de mandos de su aeronave y desapareció para siempre de aquella constelación inventada...
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