miércoles, 10 de febrero de 2010
ROMA NO SE HIZO EN UN DÍA
Conforme pasan los años planeamos como queremos vivir nuestra vida, pero el miedo al fracaso y la inseguridad, pueden hacer que estanquemos esos planes y que ni siquiera nos demos la oportunidad de intentar lograr nuestras metas. Exigirnos ser lo que deseamos de forma instantánea podría provocar inconstancia, pues si nos exigimos ser excelentes en el primer intento, la frustración por no conseguir el éxito en nuestras metas puede hacer precisamente que evitemos ser constantes y nos volvamos apáticos ante la idea de reintentarlo, inventando excusas o culpando a otros por no haberlo logrado. Por ello es necesario continuar incitando esas ganas de ser constantes, de arriesgarnos, de replantearnos lo que consideramos importante, con el conocimiento de que tendremos que esforzarnos, tal vez hasta llegar a ser tercos, pues es probable que en el primer intento no logremos obtener lo que deseábamos.
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Todo es constancia y actitud: “Roma no se hizo en un día”.
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Difícilmente se consiguen de manera repentina los resultados deseados, hay que tomar las cosas con calma, con constancia, y para desempeñarnos de forma ideal es aconsejable que:
- Aumentemos la confianza en nuestras acciones, y seamos independientes de las opiniones de los otros. Las criticas de los demás y el tomarlas como validas, puede desanimarnos.
- Desenvolvamos nuestro coraje, en el sentido de darnos la oportunidad de arriesgarnos sin temor al error. El perfeccionismo es parte el miedo al error, todos nos equivocamos alguna vez, tomémoslo como experiencia.
- Logremos la aceptación personal. Tener autoestima es sano, y para llegar a ella debemos actuar como si fuéramos nuestros mejores amigos.
- Distingamos nuestras metas, ya que toda meta trazada debe incentivarnos por sí misma. Analicemos que es lo que realmente deseamos lograr, si el proceso de realizar nuestra meta nos angustia, a pesar de haber hecho un cambio de actitud, debemos pensar en si realmente es algo que queremos, pues si no es así se puede presentar ese sentimiento de incomodidad.
- Tengamos el conocimiento de que todos los problemas son simples, una vez que nos damos a la tarea de trabajar en ellos.
Así que, cuando las cosas no vayan como lo habíamos previsto, no desistamos en ese esfuerzo de llevarlo acabo, identifiquemos los fallos que tuvimos y tratemos de no repetirlos, pero sin exigírnoslo. La sabiduría de ser constantes es lo que nos dará el valor de luchar por las metas anheladas, aún si el camino a ellas es difícil, desistir es muy fácil para cualquiera, y si lo hacemos, nunca sabremos si realmente lo hubiéramos conseguido.
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Ofelia Balderas Gallegos
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“La constancia no está en empezar sino en perseverar”
Leonardo Da Vinci
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