Cumple ardientemente tu papel y entrégate de lleno a la labor en tu propio campo, sin dejarte llevar del ensueño. Tú eres así y no de otra manera. Acepta la vida, pero jamás dudes de tu eficacia en ella. Aleja toda duda inútil, toda idea de imposibilidad que te hayan inculcado. Perfecciónate en aquello que puedes hacer bien y perfecciona el cachito de mundo que te toca trabajar. Vuélcate en tu amor en ese metro cuadrado que ocupa tu existencia. No lo abandones.


jueves, 2 de septiembre de 2010

LA INUTILIDAD DE DISCUTIR

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Dale Carnegie
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NO ES POSIBLE GANAR UNA DISCUSIÓN
. Sólo hay un modo de sacar la mejor parte de una discusión: evitarla. Evitarla como se evitaría una serpiente cascabel o un terremoto. Nueve veces de cada diez, cuando termina la discusión cada uno de los contendientes está más convencido que nunca de que la razón está de su parte.
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No se puede ganar una discusión. Es imposible porque, si se pierde ya está perdida; y si se gana, se pierde. Pues suponga usted que triunfa sobre el rival, que destruye sus argumentos y demuestra que es non compos mentis (no en su sano juicio). ¿Y qué? Se sentirá usted satisfecho. Pero ¿y él? Le ha hecho sentirse inferior. Ha lastimado su orgullo. Se tomará a mal su triunfo. Y un hombre convencido contra su voluntad sigue siendo de la misma opinión. . Es imposible vencer a un tonto con argumentos. El tonto será incapaz de entenderlos. ¿Quién es más tonto entonces? El que trate de convencerlo con argumentos, lógico. .
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Daniel Link
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A DISCUTIR NO LE IMPORTA LA VERDAD, SINO LA FUERZA . Mejor sería perder siempre las discusiones, pero perderlas épicamente, después de haber hecho una ascesis total, una metamorfosis, una transformación que nos ponga del otro lado de una puerta que no sabíamos siquiera que existía. Discutir, sí, pero no para ser uno mismo, sino para transformarse en otro o en cualquiera.
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Al discutir lo que importa no es la verdad, sino la fuerza. Y no la fuerza para cancelar la voz del otro, sino la fuerza para convocar los espectros de aquellos que, sin que lo sepamos, nos habitan. Discutimos para que los otros nos prueben la endeblez de aquello que pensamos. Se discute para aprender, para ponerse a prueba. .

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