Cumple ardientemente tu papel y entrégate de lleno a la labor en tu propio campo, sin dejarte llevar del ensueño. Tú eres así y no de otra manera. Acepta la vida, pero jamás dudes de tu eficacia en ella. Aleja toda duda inútil, toda idea de imposibilidad que te hayan inculcado. Perfecciónate en aquello que puedes hacer bien y perfecciona el cachito de mundo que te toca trabajar. Vuélcate en tu amor en ese metro cuadrado que ocupa tu existencia. No lo abandones.


lunes, 1 de marzo de 2010

LO HICE Y LO APRENDÍ

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“Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí".
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Confucio fue un filósofo chino, creador del confucianmismo (religión oficial de China hasta el siglo V). Vivió entre los años 551-479 a. d C. El nombre habitual de Confucio en chino es Kǒngzǐ, literalmente “Maestro Kong”. . La esencia de sus enseñanzas son la buena conducta en la vida y el buen gobierno del estado, a través de la práctica de las virtudes principales (caridad, justicia, amor filial y respeto de la jerarquía), el cuidado de la tradición, el estudio y la meditación. . La mejora de cada individuo conducirá a la recuperación del orden social, a través del ejemplo y de las acciones virtuosas. Las máximas virtudes son: la tolerancia, la bondad, la benevolencia, el amor al prójimo y el respeto a los mayores y antepasados. . Para Confucio, en toda sociedad tienen que existir buenas y armónicas relaciones entre: gobernante/súbdito; marido/mujer; padre/hijo; maestro/discípulo; y entre amigos. Las obligaciones en estas relaciones están siempre equilibradas y si alguien tiene que obedecer a su superior también puede alertale cuando éste se equivoca. Una sociedad próspera sólo se conseguirá si se mantienen estas relaciones en plena armonía. Si el príncipe es virtuoso, los súbditos imitarán su ejemplo. . El culto a los antepasados tiene una gran importancia. Implica la creencia de que las almas de los difuntos pueden beneficiar o castigar a sus descendientes. . Su doctrina implica la adoración de los poderes, entre los cuales el Cielo era el más claro. El Cielo es un poder superior, que no está ni personalizado ni tan separado del mundo. No es algo pasivo, pues de él vienen los mandatos y acciones. El rey o emperador, también llamado el Hijo del Cielo, sería quien mediaría entre el Cielo y los hombres. . El Cosmos es algo armónico que regula las estaciones, la vida animal, la vegetal y la humana. Si esta armonía era trastornada, habría graves consecuencias. El hombre debe armonizarse con el Cosmos, es decir, estar de acuerdo a lo ordenado por el Cielo. Para ello, debe autoperfeccionarse mediante la introspección y el estudio. Si el hombre lo logra, tendrá conocimiento de sí mismo y de los deseos del Cielo, lo que le servirá para desarrollar su Li, que significa los ritos, las ceremonias, la rectitud y las buenas formas interiorizadas. El Li es útil para desarrollar el Ren que se podría traducir por los buenos sentimientos hacia los demás hombres. La práctica del Ren supone las virtudes Zhong y Shu, que se traducen aproximadamente como lealtad y perdón, o como fidelidad y compasión. Si el hombre tiene Ren, podrá fácilmente practicar la justicia, los buenos principios, llamados Yi. . El hombre que practica las anteriores virtudes es un Junzi, un hombre superior. Se opone a Shunin, los plebeyos. Sin embargo, en el confucianismo el término resalta superioridad moral, sin relación al origen social. El Junzi sería educado y justo, la virtud le sería inherente y siempre estaría en el Justo Medio, que indicaba la necesidad de moderación en todo. Hay pocos hombres superiores, la mayoría la conforman los Xiaoren, literalmente hombrecillos vulgares que no se elevan a lo mejor de la humanidad. Por ello el hombre superior tiene la misión de ocupar cargos públicos para poder dirigir a la sociedad.
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