Cumple ardientemente tu papel y entrégate de lleno a la labor en tu propio campo, sin dejarte llevar del ensueño. Tú eres así y no de otra manera. Acepta la vida, pero jamás dudes de tu eficacia en ella. Aleja toda duda inútil, toda idea de imposibilidad que te hayan inculcado. Perfecciónate en aquello que puedes hacer bien y perfecciona el cachito de mundo que te toca trabajar. Vuélcate en tu amor en ese metro cuadrado que ocupa tu existencia. No lo abandones.


miércoles, 10 de junio de 2009

LA SELVA DEL LENGUAJE

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"Comprender lo que otros dicen parece un proceso más pasivo que hablar, pero, como ya he dicho, esta opinión sólo muestra lo peligrosas que son las malas metáforas. Hablamos del significado como si estuviera “contenido” en la frase, o en el texto, con lo que la comunicación se convierte en un intercambio de mercancía. Brandsford se encrespa contra los que expresan o tácitamente piensan que las frases “transportan un significado”. Sólo las personas poseen significados, y los inputs lingüísticos actúan meramente como claves que la gente puede utilizar para recrear y modificar su conocimiento previo del mundo. Cualquier expresión se convierte así en una incitación, una ayuda más o menos eficaz, para que el oyente genere los significados apropiados. Si es capaz de hacerlo correctamente, entenderá la frase. Si no puede hacerlo, no la comprenderá o caerá en malentendidos. Conviene recordar la afirmación de Uhlenbeck: “Cada frase individual, incluso la de apariencia más trivial, tiene que ser interpretada por el oyente con la ayuda de datos extralingüísticos”. Una frase no es sólo un acto lingüístico gramatical, sino también un acto cognitivo. Se llama hermenéutica la ciencia de la interpretación y de la comprensión de textos, y no me extraña nada que uno de sus fundadores, Scheleimarcher, la definiera como “el arte de evitar el malentendido”. Dado que con mucha facilidad estas equivocaciones envenenan la vida de los hombres, conviene estudiar cuidadosamente los procesos de comprensión. Utilizamos la palabra comprender en ocasiones variadas. Comprendemos el comportamiento de alguien cuando somos capaces de representarnos su porqué y su para qué. Comprendemos una situación cuando hemos encajado aspectos que parecían incongruentes en una red de relaciones que nos permite dar razón de esas apariencias. Comprendemos una demostración cuando somos capaces de realizar por nuestra cuenta el paso de las premisas a la conclusión. Comprendemos una frase cuando integramos todos sus elementos en una representación semántica unificada, es decir, en un modelo. "
José Antonio Marina
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