lunes, 15 de junio de 2009
ME DOY PERMISO PARA...
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Me doy permiso para... separarme de personas que me traten con brusquedad, presiones o violencia. No acepto ni la brusquedad ni mucho menos la violencia aunque venga de mis padres o de mi marido, o mujer, ni de mis hijos, ni de mi jefe, ni de nadie. Las personas bruscas o violentas quedan ya desde este mismo momento fuera de mi vida. Soy un ser humano que trata con consideración y respeto a los demás, merezco también consideración y respeto.
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Me doy permiso para... no obligarme a ser el alma de la fiesta el que pone el entusiasmo en las situaciones, ni ser la persona que pone el calor humano en el hogar, la que esta dispuesta al dialogo para resolver conflictos cuando los demás ni siquiera lo intentan. No he nacido para entretener y dar energía a los demás a costa de agotarme yo: no he nacido para estimularles con tal de que continúen a mi lado. Mi propia existencia, mi ser, ya es valioso. Si quieren continuar a mi lado deben aprender a valorarme, mi presencia ya es suficiente, no he de agotarme haciendo más.
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Me doy permiso para... ser una persona clara, sencilla y directa en mis expresiones verbales. Me permito hablar con tranquilidad sobre cualquier asunto sin anticiparme a los gustos o disgustos ajenos: hablo de las cosas llana respetuosa y libremente. No excluyo de antemano ningún tema de una posible conversación y no me convierto en mi propio censor interno. Si alguien se molesta es un problema que debe solucionarse él o ella, pero no es mi problema:estoy tranquilo conmigo mismo.
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Me doy permiso para... ser frío y distante con todas las personas que yo decida. La ternura, la calidez y la proximidad me las reservo para quien yo quiera. No he nacido para ser obligatoriamente un relaciones públicas. Y me doy permiso para guardar las distancias y la frialdad sin sentirme presionado ni culpable. Ni soy un santo ni me impongo la ardua tarea de tener que llegar a serlo.
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Me doy permiso para... equivocarme no sólo una vez sino todas cuantas veces suceda. Me doy permiso para equivocarme y no sentir que por un pequeño o un gran error el mundo va a hundirse entorno mío. Siempre hay segundas, terceras, cuartas y muchas mas posibilidades. Fuera las ideas de errores irrevocables.
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Me doy permiso para... experimentar esa sensación de que existe sentido debajo de este misterio radical e impenetrable que es la vida: mi vida, tu vida, cada vida. Me permito aceptar que son ciertas esas intuiciones pasajeras que algunas veces me atraviesan la mente y el cuerpo: el absurdo no existe, hay sentido aunque en ocasiones no lo comprendamos. A veces intuimos ese sentido profundo... y en el fondo lo sabemos.
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Me doy permiso para... dejar salir al niño o la niña que fui. Para saltar de alegría o llorar desconsoladamente, sin trabas, sin que me importe el que dirán.
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"ME DOY PERMISO PARA..." de Joaquín Agente
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